Acto de investidura como Dr. Honoris Causa por la URV, a título póstumo, del Dr. Claudi Esteva

Mireia Esteva Saló

Tarragona, 10 de noviembre de 2017

 

Excelentísimo y Magnífico Señor Rector, padrinos y otros doctores, público que nos acompaña, buenos días a todos.

En primer lugar quiero agradecer la invitación hecha por este Rectorado de participar en este acto de investidura como Dr. Honoris Causa, a título póstumo, de mi padre Dr. Claudi Esteva Fabregat. Estoy agradecida no sólo por lo que significa para mí participar en un acto tan importante y solemne dedicado a mi padre, lo que me emociona personalmente, si no también por la deferencia y el honor que significan. Especialmente, porque sé que no es usual que los familiares intervengan.

Mi padre, desgraciadamente, no está aquí para manifestar los sentimientos que la embargaban cuando supo el acuerdo del Consejo de Gobierno por el que se le denominaba doctor honoris causa. Quiero que sepan que recibió la noticia con mucha ilusión y agradecimiento y al mismo tiempo muy preocupado por si sus condiciones físicas se lo permitirían asistir. Por poco tiempo, no pudo cumplir su deseo, ya que la muerte se lo llevó el cuatro de septiembre. Mañana habría hecho 99 años.

Yo no soy ni antropóloga ni académica y por tanto no puedo añadir nada más desde el punto de vista profesional. Tan sólo, agradecer en su nombre las palabras que aquí ya han dicho los que me han precedido.
Los doctores Joan Prat Carós y Ángel Martínez Hernández nos han ilustrado, a través de sus vivencias, rasgos de su personalidad y la doctora Berta Alcañiz ha hecho un recorrido por su biografía, hasta el momento en que comenzó a dedicarse a la antropología con pasión. Sin conocer los hechos que lo ayudaron a madurar y los rasgos básicos de su personalidad, no podríamos entender su trayectoria profesional.

Cuando se hace un recorrido por la biografía y las metas profesionales conseguidas, no puede hacerse una idea del grado de sufrimiento y esfuerzo que hay detrás de cada una de estas. Hijo de una familia pobre, exiliado y sin profesión, los inicios fueron muy largos y muy difíciles. No sólo los inicios en México, también los inicios en Madrid, cuando volvimos a España en 1956, cuando yo apenas tenía 7 años.

Como ejemplo, les diré que mi padre comenzó la carrera cuando mi madre estaba embarazada del tercer hijo. Se ganaba muy mal la vida, vendiendo estopa por los mecánicos y como no tenía el bachillerato, tuvo que presentarse a los exámenes libres, para poder matricularse posteriormente en la Escuela de Antropología. Hizo la carrera estudiando por las noches y vendiendo estopa de día, hasta que llegó a tal grado de agotamiento que un día cayó desplomado en medio de la calle. También es ilustrativo el aprovechamiento que hacía del papel. Cualquier papel donde hubiera un espacio sin utilizar era aprovechable para hacer el primer borrador de un artículo: los papeles con la cuenta de la tienda, los bordes no impresas de los periódicos o los sobres de la correspondencia. Esto lo ha continuado haciendo toda la vida.
Hay algunas características personales que me parecen relevantes:

Podemos decir que era un luchador que no se rendía nunca, dispuesto a hacer sacrificios para conseguir lo que se proponía. Calidad que favoreció una dedicación y entrega a su labor profesional, a la que dedicó la mayor parte de su vida de forma exclusiva. También hay que destacar el gran sentido de responsabilidad, que hacía que cualquier tarea la absorbiera, por lo que nunca repetía una clase que ya había dado, porque siempre añadía nueva bibliografía, reflexiones, o matices nuevos.
Una inteligencia, sensibilidad y perspicacia que lo hacían mirar más allá de la apariencia de las cosas, en busca de las causas o las explicaciones más profundas o menos evidentes. Descubrimientos y reflexiones que compartía con los hijos o sus alumnos, con una vocación pedagógica que iba más allá de las aulas.
Era muy curioso y siempre se mantenía atento a lo que pasaba en su entorno y en cómo evolucionaba la profesión. Esto le dio mucha capacidad para aprender y evolucionar a lo largo de su vida y la capacidad de vivir muy intensamente los cambios sociales y sentirse vivo y implicado políticamente.

Creo que estas cualidades son inseparables de la academia y deberían ser cualidades necesarias para cualquier persona que desde la Universidad quiera hacer de la ciencia, también un servicio a la sociedad.
Finalmente quiero decir que mi padre valoraba mucho el reconocimiento que recibía de la tarea que hacía y, pese había recibido premios muy importantes como el Premio Malinowsky, que es el premio más importante que se da en el campo de la antropología, recibió con especial ilusión y agradecimiento el honor que la Universidad Rovira y Virgili había decidido concederle.
Nos entristece mucho que él ya no esté aquí para manifestar personalmente, pero valga en nombre de él el agradecimiento que hacemos en la Universidad, su familia, materializado en el Magnífico y Excelentísimo Rector Josep Anton Ferré Vidal ya todo el equipo que lo acompaña.¡Muchas gracias!

Acceso a la pagina dedicada al acto de investidura

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