(Por Mireia Esteva)
Algunos políticos, faltos de argumentos o propuestas convincentes, basan su actividad en la destrucción de su adversario: mediante la mentira, la manipulación del lenguaje, el insulto, la movilización de las emociones y el victimismo. Lo vemos, cuando en mitad de una crisis mundial provocada por la pandemia, el líder del mayor partido de la oposición se da gusto al cuerpo insultando prolijamente al presidente del gobierno, confundiendo la crítica necesaria de la acción parlamentaria con la descalificación y la palabra soez y sin nada más que ofrecer.
Salir del pozo con menos rasguños. Crónica global (23/05/2020)